La obra de esta joven compañía demuestra su solidez teatral
Julio Castro – laRepúblicaCultural.es
Las chicas de La Xirgu se habían puesto el listón muy alto con su anterior trabajo, Le Petit Cabaret des Horreurs et des Perversions, que ha estado girando en diversas salas pequeñas de Madrid durante bastantes meses, y siempre con éxito (lo vi en varias ocasiones en diversos lugares), tanto en el volumen, como en la satisfacción del público.
Ahora nos ha sorprendido, no sólo por el resultado de su nuevo trabajo, Mise en sène, sino por la valentía de lanzarse a estrenarlo en los meses veraniegos. Como decía antes, el listón estaba alto, pero por dos motivos: el primero la calidad de la puesta en escena y lo original de su divertido cabaret, el segundo, porque empezar así de fuerte con un espectáculo que tiene más recursos que el teatro convencional (mayor interactividad con los espectadores, mayor diversidad en la propia escena a pesar de tener medios limitados, menores exigencias en la iluminación… por ejemplo), empezar por ahí, digo, es un poco arriesgado pensando en la continuidad de la compañía.
Pero se ve que miedo no tienen, y limitaciones menos, porque con este nuevo trabajo puramente teatral, revelan que la madera de actrices no era algo prestado por el guión y los medios, ni tampoco algo casual, sino que salen a escena a por todas.
De esta manera, con su nueva obra Mise en scène (Puesta en escena, para los que no hablen lengua gala), retratan ciertos entresijos de las relaciones entre actrices en las series televisivas (entre actrices, porque son cuatro mujeres, pero no creo que la diferencia sea enorme si se trata de varones). Recrean una serie de esas con miles de capítulos, de las que se emiten en cadenas autonómicas y que acaban por trascender el medio y el localismo, para difundir la telebasura a diestro y siniestro, aunque, eso sí, con un estilo muy retro a lo años ’60 o ’70 de aquella España cañí.
Cada uno de los personajes tiene su propio carácter bien definido, como también se va descubriendo la definición y los límites (o la ausencia de ellos) en las relaciones entre cada una de las chicas de la serie. Casi todo se desarrollará fuera de la pantalla, aunque juegan a enmarcar algunas escenas en la televisión, con efectos luminosos, para que el público no se sienta ajeno a lo que sus papeles describen fuera de la serie.
Además del trabajo artístico, no quedan al margen las críticas sociales que se derivan de la evidencia en las propias relaciones entre los personajes, así como la dificultad que algunas de dichas relaciones suponen entre protagonistas: las ambiciones, el sexo, el protagonismo, la fama pasada, el dinero, la mentira… o la sinceridad. Mejor dejar al público que las analice y saque sus conclusiones, ni son tan leves ni tan evidentes, proporcionan cuerpo a la obra que, de otra manera, se limitaría al desarrollo de los papeles: vamos, que no sería La Xirgu.
Quedan reminiscencias de su anterior trabajo, como ese arranque en luces rojas de cabaret, ciertos momentos de penumbras, o la simulación de disfraces sobre los corpiños que lucen durante todo el espectáculo: pues marcan su propio estilo.
Seguramente el público puede esperarse, de alguna manera, el final de la obra, pero la cuestión no es esa, sino la forma de ejecutar su trabajo en conjunto, la profesionalidad del equipo de La Xirgu y el interés de su trabajo en el planteamiento, en las formas y en los medios.
Si en la anterior ocasión el peso del Petit Cabaret me hacía decantarme un poco más por Ana Astorga y Patricia Jordá, sin desmerecer a nadie, en este caso ocurre que descubro facetas complementarias, precisamente, de las otras dos actrices, porque parece que Carmen del Conte se encuentra más a gusto en este papel que en el de Cocó, el dueño del cabaret (que también desempeña muy bien, pero no en este nivel), y Ana Ádams, resulta que se la ve más integrada en el trabajo, incluso con su pequeña faceta protagonista hacia el final de la obra. Y justamente esta es otra propiedad que pude percibir en la función: las actrices van oscilando el peso protagonista entre los distintos personajes a lo largo de la obra. Seguramente, en todo esto, algo tendrá que ver el director y dramaturgo Antonio Morales, responsable de esta nueva historia de la compañía.
Creo que no sólo habrá que seguir esta nueva aventura de La Xirgu, sino que habrá que estar al tanto de todo lo que nos ofrezcan en el futuro.
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